sábado, 26 de abril de 2014

Un grito ahogado.


Un grito ahogado. Un espasmo. Sus labios rozando mi cuello mientras se acercan a mi boca. Mi cabeza girando. Un orgasmo.

Me levanté.
-Tienes que irte – le dije, aventando la ropa sobre su cuerpo sudado que permanecía aún sobre la cama. 

Un libro abierto sobre el sofá. El tocadiscos girando sin emitir sonido alguno.
Encendí un cigarrillo y abrí la ventana, una corriente húmeda y caliente invadió la pieza.

-Hoy pasaré por los bares junto al Sena, estaremos jugando baraja y tomando cerveza. Tal…
Un suspiro que interrumpió.

Apagué el cigarrillo contra el cristal parecido a un vidrio de reloj hasta consumirlo. Suspiré una vez más y le dije:
-Vístete ya que el piso huele a sexo y la casera se dará cuenta.

Un gruñido de desaprobación, tal vez decepción.

-Vete de una buena vez. Las cordialidades están de sobra conmigo. Anda, vete ya.

La puerta azotó.

¿Cuántas veces tendría que cambiar de amante?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

I’ve loved another day.

Once, I fell for a poet. The second time around,  he taught me to write things down, no matter how they sound.   I learned to say things lik...