Esforzarme por hacer que se vea lindo lo que quiero decirte me haría vomitar mi indignación sobre el papel.
Vomitar, de manera literal.
Se sentiría como una completa mentira pues no podría no hablarte de esos lunares iguales ni dejar de confesar que no dejé contaras los míos pues conocerías así demasiado.
Me llenaría de rabia escribirte y dejarte saber.
Serías otra carta más.
Un sustantivo perdido.
Escribirte sería igual de grotesco que renunciar a la idea de que eres magia.
Sería como admitir mi derrota ante la razón.
Sería escupirle en la cara a un te quiero.
Escribirte me produciría náuseas, igualitas a esas que siento cuando no sé nada de ti o leo el 93 y me lleno de perras negras por sacar un total.
Total, escribirte nos haría los hipócritas más grandes.
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